No se puede exagerar la importancia del monitoreo y la observabilidad de APM, ya que la tecnología continúa evolucionando y las aplicaciones se convierten en la columna vertebral de innumerables operaciones comerciales. A medida que las organizaciones confían cada vez más en las soluciones digitales para impulsar sus procesos e interactuar con los usuarios, garantizar un rendimiento y una disponibilidad óptimos se ha vuelto primordial. Esto va más allá del tiempo de actividad del sistema, profundizando en los intrincados detalles del comportamiento de la aplicación, los tiempos de respuesta y la utilización de recursos. Es esencial adoptar un enfoque integral para identificar los cuellos de botella, optimizar las experiencias de los usuarios y abordar de forma proactiva los problemas antes de que afecten a los usuarios finales.
Echemos un vistazo a las siete mejores prácticas de monitoreo del rendimiento de las aplicaciones (APM) que transformarán su estrategia de monitoreo desde la resolución de problemas reactiva a la optimización proactiva del rendimiento, garantizando que sus aplicaciones ofrezcan la experiencia del usuario y los resultados empresariales que más importan:
Es crucial definir el "por qué" de sus esfuerzos antes de sumergirse en las complejidades técnicas del monitoreo. Alinee sus objetivos de rendimiento con metas claras y medibles que se alineen con sus necesidades empresariales y expectativas de los usuarios. ¿Tiene el objetivo de aumentar las tasas de conversión en un 20% a través de tiempos de carga de página más rápidos? ¿Está buscando automatizar las tareas manuales existentes en un 35%? ¿Se esfuerza por cumplir con el 99,9% de sus SLA? Al establecer estos objetivos cuantificables, podrá asegurarse de que su estrategia de monitoreo se centre en los puntos de datos que impactan directamente en los resultados tangibles, no solo en métricas banales. A continuación, debe establecer una base de referencia para el comportamiento de la aplicación, aprovechando los datos de MELT (métricas, eventos, logs, trazas). Esto implica comprender exhaustivamente los parámetros operativos normales de una aplicación en condiciones típicas. Al analizar y documentar meticulosamente las métricas clave de rendimiento durante los períodos de actividad estable y esperada, las organizaciones pueden crear una línea de base que sirva como punto de referencia para detectar anomalías.
En cuanto al monitoreo del rendimiento de las aplicaciones, hay una amplia variedad de métricas que debe conocer. Estas son algunas de las métricas más importantes que debe controlar:
Los diversos equipos, cada uno con responsabilidades únicas, a menudo emplean múltiples herramientas para satisfacer sus necesidades específicas. Por ejemplo, los equipos de DevOps se centran en agilizar y automatizar el ciclo de desarrollo. Mientras que los ingenieros de confiabilidad del sitio (SRE) se concentran en garantizar la fiabilidad de las aplicaciones, los servicios en entornos de producción y el rendimiento óptimo del sitio web. Si bien cada herramienta tiene un propósito diferente para los equipos individuales, la proliferación de diferentes herramientas dificulta la visibilidad general y complica la resolución de problemas. En este contexto, la interoperabilidad se convierte en una capacidad no negociable en una herramienta APM. Si bien puede ser poco práctico reemplazar 50 herramientas en una organización a la vez, una solución APM efectiva debe ofrecer funciones suficientes para reemplazar al menos un subconjunto e integrarse sin problemas con las demás. Eliminar la proliferación de herramientas surge como una de las mejores prácticas de monitoreo del rendimiento de las aplicaciones, agregando valor sustancial al consolidar información, reducir complejidades y fomentar un proceso de monitoreo más eficiente y optimizado.
Cuando ocurren incidentes importantes, solucionar problemas manualmente puede ser contraproducente. Aquí es exactamente donde la automatización resulta útil. Es crucial que las organizaciones identifiquen escenarios y eventos específicos que justifiquen la automatización, como el escalamiento de recursos durante picos de tráfico o el reinicio de los servicios en caso de fallo. La definición de estos objetivos garantizará que los esfuerzos de automatización se alineen con las metas y prioridades de la organización. Para maximizar los beneficios de la automatización, debe seguir estos pasos:
La experiencia del usuario final no es solo una ventaja en el monitoreo del rendimiento de las aplicaciones, sino que es un pilar fundamental. No importa cuán estelares sean los tiempos de respuesta del servidor o las tasas de utilización de la CPU, si los usuarios abandonan la página debido a la mala experiencia digital, todas las estadísticas técnicas no significan nada. Debe ser capaz de comprender el comportamiento del usuario, las preferencias y las posibles dificultades en tiempo real, supervisar sus recorridos en todas las geografías y comprender dónde se encuentran los cuellos de botella. Imagine que su puntuación de "Apdex" cae de un buen 0,85 a un no tan buen 0,65 — esa es una señal de que algo está mal. Con una sólida estrategia de experiencia del usuario final, podrá entender si este problema se debe a un tiempo de carga lento después de implementar una nueva función o sesiones de usuario simultáneas. Aquí hay tres mejores prácticas que puede seguir:
Las aplicaciones de negocio, al igual que las empresas a las que apoyan, deben experimentar una evolución constante para afrontar los nuevos desafíos de manera efectiva y capitalizar las oportunidades emergentes. Trabajar en la actualización y optimización continuas de ambas aplicaciones y su infraestructura y servicios subyacentes se vuelve primordial para mantenerse ágil y receptivo. El monitoreo de aplicaciones no es una tarea única, sino un proceso continuo que requiere adaptabilidad y personalización. Algunas de las mejores prácticas para el monitoreo del rendimiento de las aplicaciones incluyen:
Un APM eficaz no depende únicamente del departamento de TI. Es imperativo fomentar una cultura de colaboración en la que los desarrolladores, los operadores y las partes interesadas del negocio compartan la responsabilidad de la gestión del rendimiento de las aplicaciones. Establecer dashboards unificados le ayudará a consolidar los datos de diversas fuentes, proporcionando una vista única y completa de las métricas de rendimiento de las aplicaciones. Esto no solo mejora la visibilidad, sino que también agiliza la resolución de problemas al permitir que los equipos multifuncionales identifiquen y aborden los cuellos de botella del rendimiento de forma colectiva.
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